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Hoy naces, Zoé.
Ya te estamos esperando. Naces dentro de una hora y media.
Vos, chiquita linda, que haces que mis papás se conviertan en abuelos.
Vos, la luz de mi hermano y de mi cuñada.
Hoy naces y desde ya te queremos.
Hoy abrí la ventana de mi cuarto,
hoy desde tempranito, cosa rara, hice mi cama,
para recordar este día como un día de luz y de felicidad.
Hoy naces y hoy quiero ser mejor.
Quiero estrenarme (formalmente) como tío
y quiero hacerlo bien.
Te prometo esforzarme....
bueno, ¿por qué esformarme?
¡Si al verte sonreír y un par de lágrimas de alegría van a ser tan naturales!
Pienso es tus piecitos, Zoé,
en tus manitas enanitas,
pienso en unos años, cuando pedirás que te alze.
Quiero agradecerte desde ya por llegar a nuestras vidas,
en especial a la de mi hermano mayor y a la de Leo.
Sos una bendición, Zoé.
Sos una bendición.
Tu tío Javier quiere ir a ver una película mientras naces.
Le dije que no: quiere ver una película de miedo.
Quiero tener mi mente limpia el día que vienes, tu primera noche en el mundo,
para ir a conocerte mañana lleno de luz y de felicidad.
Hoy es un día hermoso.
Hoy naces. El milagro de la vida.
Y justo hoy, hace exactamente 15 años,
tu papá se fue de este país para Francia,
a una aventura que tenía irremediablemente como destino hoy:
a vos. Y a los que vengan después de vos.
(hoy inauguras el primer día de pensión de mi papá, tu abuelo).
Hoy llueve en el rodeo. Y el agua es fertilidad.
Y desde acá te escribo, desde acá te pienso,
en este, el que va a ser tu primer hogar de muchos.
Hoy vienes al mundo y te esperamos.
Y te queremos.
Y te va a ir muy bien.
Me lo dijo la vida,
hoy me visitó un colibrí.
¡Bienvenida, niña hermosa!